El precio del petróleo ha subido un 5% después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, dijera que Estados Unidos estaba discutiendo posibles ataques de Israel a la industria petrolera de Irán.
Cuando se le preguntó durante una visita si apoyaría que Israel atacara las instalaciones petroleras de Irán, Biden dijo: “Estamos discutiendo eso”.
Irán es el séptimo mayor productor de petróleo del mundo y exporta alrededor de la mitad de su producción al extranjero, principalmente a China.
Desde el ataque con misiles de Irán contra Israel el lunes, el precio del petróleo crudo Brent de referencia ha aumentado un 10% a 77 dólares el barril, aunque sigue por debajo de los niveles observados a principios de este año.
Cualquier aumento prolongado de los precios de la energía plantea la posibilidad de que aumenten los precios de la gasolina y las facturas de gas y electricidad, lo que eleva la tasa de inflación.
En lo que va del año, una demanda más débil de China y una amplia oferta de Arabia Saudita han actuado para mantener bajos los precios del petróleo.
La reacción en los mercados petroleros ha sido, hasta ahora, mucho más moderada que, por ejemplo, ante la invasión rusa de Ucrania en 2022.
Pero la escalada de violencia en Medio Oriente y la amenaza de nuevas acciones acechan ahora a los mercados.
Preocupa especialmente si una escalada podría bloquear el Estrecho de Ormuz, a través del cual tiene que pasar un tercio del tráfico de petroleros y una quinta parte del gas congelado GNL.
Desde que comenzó la guerra de Rusia con Ucrania, el mundo se ha vuelto más dependiente del gas congelado enviado en buques cisterna de GNL.
Incluso si Asia es la que más depende físicamente del flujo de petróleo y gas que sale del Golfo Pérsico, el impacto inmediato sobre los precios de tales acontecimientos sería significativo.
El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, advirtió el jueves del impacto potencial “muy grave” y que estaba siguiendo los acontecimientos “extremadamente de cerca”.
Todo esto podría ocurrir en el mismo momento en que los banqueros centrales del mundo declaran una victoria silenciosa sobre el shock inflacionario de tres años provocado por la pandemia y la guerra de Ucrania.
Puede ayudar a explicar por qué los líderes del G7 están tratando de moderar la respuesta esperada de Israel al ataque de Irán.
